Una opinión a la que quizás debiésemos dar un
vistazo como PYMES y que de manera simple nos plantea nuevas ideas a un tipo de
organización que conocemos o que quizás inclusive sea nuestro caso como lo son
las empresas familiares; y es la de Manuel
Bermejo, él con altos cargos en Formación y principalmente como Director
del Programa de Dirección de Empresas Familiares en el Instituto de Empresa
(IE) de España, conferencista y profesor invitado en numerosos foros y
universidades por todo el mundo.
Y dice textualmente de las Pymes Familiares: “La empresa familiar se ha comportado basada en la responsabilidad social corporativa; son compañías con alma, nombre, valores y eso es justo lo que se necesita para sacar adelante el mundo de esta situación donde nos han metido especuladores, cuyo único valor es ganar y ganar dinero”.
Y dice textualmente de las Pymes Familiares: “La empresa familiar se ha comportado basada en la responsabilidad social corporativa; son compañías con alma, nombre, valores y eso es justo lo que se necesita para sacar adelante el mundo de esta situación donde nos han metido especuladores, cuyo único valor es ganar y ganar dinero”.
¿Por qué el miedo de algunas grandes empresas a
reconocerse como “familiares”?
Es un error mayúsculo. No hay que confundir “pyme
familiar mal gestionada” con “empresa familiar”. Esto es importante porque se
confunde. Una empresa familiar es aquella en la cual el control de la compañía
está en manos de una familia que ocupa posiciones de gobierno, en ocasiones de
gestión, y que comparte proyectos y valores.
A partir de ahí una organización con esas
características puede estar muy mal gestionada, ser muy pequeña y con un manejo
muy artesano, o ser como Wal-Mart (Estados Unidos), Leonisa (Colombia),
Odebrecht (Brasil) o Bimbo (México), por sólo mencionar algunas empresas
familiares. Me niego a decir que automáticamente el término es peyorativo.
Usted habla de “emprendedor familiar”…
Me gusta usar este término porque cada vez se usa
más la palabra “emprendedor” que “empresario”. Esta última tiene una
connotación negativa, de usura, de explotación y arrastra todo un contexto del
siglo XIX, mientras que al “emprendedor” se le percibe como moderno, innovador,
socialmente responsable. Lo que diferencia a un emprendedor familiar es el
deseo de perpetuar el negocio en manos de la familia, lo cual implica carácter
y visión de largo alcance, algo muy sano para la compañía.
Esa visión es necesaria porque lo que estamos
viendo hoy es que muchos de los problemas en que estamos se derivan de acciones
cortoplacistas, de gente sin escrúpulos que hacen lo que sea para ganarse el
bono de fin de año.
¿En dónde se pierden las empresas familiares a la
hora de ser prácticos, eficientes?
Por mi experiencia en América Latina, veo que les
pierde mucho el exceso de pasión y la falta de razón. Veo que somos demasiado
pasionales, personalizamos las cosas. Cuando alguien dice “¿qué está pasando
con la cuenta de esta tienda que se ha disparado?” el responsable enseguida
piensa que le están atacando y no es así. Algunas veces no tenemos la cabeza lo
suficientemente fría, cuando en el contexto de competencia y dinamismo que
hemos vivido en los últimos años hay que ser riguroso, profesional, racional.
¿Eso se aprende en la universidad?
Quienes ahora están asumiendo el liderazgo de
empresas familiares han vivido en un contexto mucho más favorable porque en las
escuelas de negocios y universidades se estudia este fenómeno desde hace unos
15 ó 20 años. Lo que hicieron sus antecesores fue crear la empresa, lo cual ya
tiene un mérito bárbaro, pero la generación actual está más sensibilizada sobre
los problemas que genera manejar ese trinomio empresa-propiedad-familia, un
triángulo que mal manejado puede ser desastroso, y bien gestionado puede ser muy
potente. Me parece que no hay ningún tipo de organización más potente que una
empresa familiar. Es la organización más potente por las posibilidades de
crecer y perdurar a través del tiempo.
¿Cuáles son
los principales retos de quienes manejan empresas familiares?
El empresario de familia está viviendo los retos de
la sucesión. La gente de 40 y 50 años está viviendo el tránsito a la siguiente
generación, a los que les va a tocar asumir un protagonismo muy importante en
sus empresas. Esta generación está mucho más concienciada que sus antecesores
de los problemas que per se puede generar tener una empresa familiar y buscan
un discurso diferente, no simplemente que le pongan un protocolo en su vida.
Lo que planteo es que el empresario familiar tiene
un doble reto constante: el primero es hacer crecer el negocio, porque compites
en un mercado donde al cliente le da igual que seas familiar o no; el otro reto
es la armonía familiar, a lo que hay que ponerle mucha energía, tiempo y
recursos, porque estas relaciones son como las flores y hay que regarlas.
En momentos de recortes, ¿qué debe tener en cuenta
la empresa para evitar medidas desatinadas?
Al igual que el cuerpo humano, las compañías tienen
músculos y grasa. Todo lo que sea eliminar grasa es sano, pero tocar el músculo
es muy peligroso. ¿Qué cosas son muy importantes en las compañías? El talento.
Una compañía es más efectiva cuanto más talento aúne. Todo lo que sea
cultivarlo es magnífico, todo lo que perjudique el conocimiento es morir. La
marca, la reputación corporativa, entre otras, es músculo. En momentos como
éste se comete errores graves porque mucha gente se pone nerviosa y recorta de
todo. Una cosa es que seas más eficiente, que racionalices, pero recortes sin
sentido, recortes de capacitación, penalizar el talento, es pan para hoy y
hambre para mañana.
En su experiencia, ¿cómo evalúa el desempeño de las
empresas en América Latina?
En América Latina el gran reto es corregir la
inequidad, hacer crecer la clase media, que es la que le da estabilidad al
país. En la región siempre ha habido una clase dirigente que ha dado toda una
panoplia de ejemplos nefastos, ineficiencias, corrupción… Como me gusta ser
positivo, creo que hay gente haciendo una labor estupenda, como los presidentes
de Colombia, México, pero se necesita una clase dirigente honesta, con coraje,
que trabaje las cuestiones de inequidad para hacer lo que hay que hacer. En
Brasil, por ejemplo, por primera vez en este año la clase media es la
mayoritaria, en términos de porcentaje de la población. Eso trae consecuencias
muy positivas para toda la economía. Y en ese contexto, ¿qué pueden aportar los
emprendedores? Creo que la sociedad civil debe tomar cada vez más protagonismo.
En América Latina he notado una gran dependencia
del Estado, un gran vínculo con el poder público. Eso no es sano. Debe haber
una sociedad civil fuerte, un mundo cada vez más “empresariado”.
Como consejo
personal…Siempre es necesario para nuestra formación, a pesar del poco tiempo y
la importante carga de trabajo que conlleva tener una Pyme; estar atento e
informarse de la opinión de verdaderos expertos que sean un real aporte a
nuestro proyecto.
MANUEL BERMEJO Coautor de los libros “Crea tu
Propia Empresa”, “La Creación de la Empresa Propia”, “Guía Práctica del
Franquiciador”, y autor del libro “Hacia la Empresa Familiar Líder”.
Karla Tello Figueroa